Como ya saben siempre intercalo mis temas de moda, con otros tan reales como la vida misma y tan humanos como todos nosotros.
He decidido contarles algo que me ocurrió en la primera semana de septiembre de 2013, fecha y situación que nunca olvidaré... Si ustedes leen con atención y toca sus almas, los hará revisar sus vidas, las de sus allegados y amigos; igualmente cuestionarse en muchos aspectos y tal vez sentirse impotentes en otros.
Antes de entrar en el tema, quiero decirles que la vida me ha enseñado a respetar las creencias religiosas de todos, incluso de los ateos; pues pienso que cada uno es libre de pensar y vivir como desee según sus convicciones. En mi caso en particular, nací y fui criada dentro de la religión católica; pero el tiempo me demostró que por el hecho de pertenecer o profesar alguna religión, todos no son buenos; ya hemos visto en las noticias que ninguna se salva de tener representantes poco o nada dignos, los cuales han cometido situaciones nefastas y abusos. Debido a esto, decidí que no creo en ninguna religión; pero si creo firmemente en Dios y en su presencia en cada una de nuestras vidas; también en lo ángeles como seres celestiales que a veces toman diferentes formas de desconocidos, amigos, familiares e incluso aunque muchos no lo crean también en nuestras mascotas y muchos hermosos animalitos que nos cruzamos a lo largo de nuestra existencia.
La historia empieza así:
Vivo en un apartamento de un piso alto, que tiene una excelente vista de la ciudad, pero también queda al lado de una glorieta virtual como tantas que hay en la zona; lo que nos permite tener una panorámica completa.
Mi mamá se acercó a una de las ventanas, cuando observó a un señor humilde con un caminador parado en una de las aceras y sin poder pasar al otro lado, el cual movía incesantemente la cabeza hacia adelante y hacia atrás a punto de caerse; sus manos temblaban y abría la boca tratando de respirar con dificultad.
Miró que pasaban personas caminando, pero todos lo ignoraban; pasó una patrulla de la policía que disminuyó el paso, pero no se detuvo; luego pasó un carro particular que trató de detenerse, pero siguió su camino.
Extrañamente, estaba haciendo un calor muy fuerte y el sol en todo su esplendor en esas horas del día, en que todos corrían apresurados saliendo de sus oficinas a sus casas para almorzar, por lo que pasaban rápidamente por el lugar, sin percatarse de lo que allí estaba sucediendo. Obviamente los que pudieron darse cuenta de la situación, simplemente se hicieron los que nada veían; tal vez no querían enterarse para no verse comprometidos... no les importó debido a la indolencia que cada vez nos está dominando mas a los seres humanos, o no faltaría el incrédulo que pensó que era una farsa del señor, para caer quizás en una trampa.
Es cierto que la necesidad de muchas personas en nuestros países, ha llevado a que algunos se valgan de formas extremas para conseguir su subsistencia, incluso llegando al delito (cosa que no es justificable desde ningún punto de vista); pero tampoco podemos llegar a un escepticismo tal, que no seamos capaces de reconocer cuando alguien tiene una necesidad o está en problemas y hacernos los de la vista gorda, si en algo podemos ayudar.
Continuando con mi relato les cuento que al mirar semejante escena, mi papá y yo decidimos bajar y salir a la calle para auxiliar al señor. En efecto llegamos al lugar y le pregunté que le sucedía; a lo que él respondió que trataba de cruzar para tomar el autobús, pero que las fuerzas no le daban, sus manos y sus pies le temblaban, estaba mareado y que nadie de los que por allí pasaba le brindaba un vaso de agua. Que le pedía a Dios que le ayudara, porque no creía que pudiese aguantar un rato mas.
El señor estaba en el borde de la acera con un débil caminador que apenas lo sostenía y que se doblaba un poco al apoyarlo; la escena era, que si hubiesen pasado unos minutos mas, el señor caía al pavimento y pudiese haber sido atropellado lamentablemente, ya que allí convergen cuatro vías que llegan a esa glorieta y todos pasan a gran velocidad.
Inmediatamente mi papá lo tomó de un brazo y yo del otro; cada uno sosteniéndole además su enclenque caminador, diciéndole que lo llevaríamos cerca para ayudarle, a lo que el señor en una infinita inocencia y desamparo, se dejó llevar silenciosamente tratando de respirar con dificultad y tomando aire para dar cada paso con la lentitud que su condición le obligaba.
En ese momento. el sol desapareció... cayeron algunas gotas que nos refrescaban, mas no nos mojaron... empezamos a llevar el señor paso a paso y lentamente, sin pedir permiso, ni parar el tráfico de las cuatro vías que allí llegaban; es como si hubiésemos estado metidos en una burbuja en la que sabíamos que nada nos podía pasar... Sentíamos la presencia de Dios protegiendo cada paso que dábamos; incluso cuando el señor tenía que detenerse por momentos para tratar de respirar, puesto que se asfixiaba intentando pasar, a pesar de que lo llevábamos lentamente.
El tiempo se detuvo... todo se volvió cámara lenta.... no se escuchaba ningún ruido... el silencio era ensordecedor... Cuando ya estábamos a punto de culminar el cruce, levanté la vista, y vi que en cada una de las cuatro vías, estaba el tránsito detenido y que había una gran fila de carros incluyendo autobuses, que estaban observando la escena y con respeto absoluto, detuvieron su marcha y aguardaron todo el tiempo necesario a que termináramos de cruzar con el señor.
Logramos llevarlo a la portería del edificio donde vivimos; allí el portero le brindó una silla, para que el señor descansara un poco, no antes sin preguntarle en el trayecto por su situación; a lo que nos respondió lo siguiente:
Él trabajaba como limpiador de ventanas; en los ratos en que este oficio le permitía, hacía diligencias como pagar cuentas y demás, a los ejecutivos que tenían sus oficinas en la zona; por lo cual ellos le daban algún dinero. En su labor principal de aseo de ventanas, sufrió un grave accidente y cayó de un séptimo piso, en el cual murió su compañero y él quedó en grave estado, pero logró salvarse después de varias operaciones quedando con secuelas para toda su vida; daños en su columna, cuello, dificultad para respirar y hablar, motilidad casi nula y poca o ninguna oportunidad de trabajar de nuevo.
Lo constatamos al ver las cicatrices en su columna, y una profunda en su cuello, que no le permitía tener la cabeza erguida, por lo cual esta se le iba para adelante y para atrás, como si estuviera sufriendo un ataque; además decía que no aguantaba el dolor.
Le preguntamos por su familia y donde vivía, a lo cual dijo que eran él y su esposa; ella sufría una delicada situación de salud debido a que habían tenido que operarle recientemente y estaba en cama. Sus hijos los habían abandonado, ya que él los sostenía con su trabajo; pero al ver que ya no podía hacerlo, tomaron otros rumbos.
Vivía en un barrio alejado, en el cual le tocaba tomar dos transportes para bajar a la ciudad y que por la mitad del precio del pasaje, los chóferes le permitían ingresar por la parte trasera. Igualmente para regresar a su casa, desde el sitio donde lo dejaban los autobuses, tenía que caminar tres kilómetros por una pequeña carretera, logrando llegar con la ayuda de unos "milicianos" que lo conocían de la zona.
Su mareo, era debido a que ya no aguantaba el hambre, por lo que subí inmediatamente a bajarle algo de alimento para que recuperara fuerzas, mientras el portero le decía que él no podía andar solo en esas condiciones, que hacía tan lejos de su vivienda y por estos lados de la ciudad, a lo que el señor respondió que él sabía su condición, pero que no podía ver a su esposa en cama enferma y él inhabilitado, ya que eran los dos solamente, y debía buscar ayuda por algún lado; por lo que se le ocurrió buscar a uno de los ejecutivos a los que les hacía diligencias que era abogado, para que lo ayudara a demandar la empresa en que trabajaba, ya que solo habían cubierto gastos médicos y se habían hecho los desentendidos.
Estuvo esperando al abogado toda la mañana, y este no llegó a su oficina; pues él en su desesperación no apartó cita debido a que nunca le pidió el teléfono, y además tal vez él viendo su condición, lo escucharía y se apiadaría de él para ayudarle con su caso.
Situación que nos conmovió profundamente; porque además, se veía claramente que su historia era verdadera; le prestamos la ayuda pertinente, para que tomara un taxi y regresara a su casa, recomendándole que cuando volviera a buscar al abogado ya que no tenía su teléfono, se hiciera acompañar por algún amigo o vecino.
Quedamos con una profunda tristeza en el alma y en el corazón... con la sensación de que lo que habíamos hecho era poco por él, ante tanta necesidad y tragedia en su vida; Que hubiésemos querido tener todas las posibilidades para solucionarle tantos problemas y tanto dolor.
Respira... http://youtu.be/yEM-3yMI6yc
Imposible dejar de pensar en que será de la vida del señor y si estará comiendo algo; pues sabemos que nuestra ayuda fue momentánea. Por mi parte rezo a Dios todos los días para que le ayude a él y a su esposa; al mismo tiempo le agradezco por todo lo que nos ha dado y lo mas importante.... Hacernos un instrumento de su infinita misericordia con los desvalidos y haber escuchado los ruegos de este señor, para que desde lejos lo observáramos y acudiéramos en su ayuda.
Todo fue manejado por los hilos de Dios, quien nos mostró su presencia en cada cosa que ocurrió. Cuantas personas no piensan cada día el el sufrimiento de muchas otras, con una indolencia abismal dándose lujos innecesarios, teniendo salud y comidas abundantes sin reflexionar y haciendo caso omiso al dolor ajeno, cuando la vida y Dios nos lo pone de frente. Personas que responden: "No me cuentes esas historias que me deprimen" pero siguen su vida como si nada.
En fin... Nunca es tarde, para ayudar a los mas desamparados. Pido a quienes creen en Dios, oren por este señor para que todos sus problemas se le solucionen; igualmente, por todos los necesitados. Amén.
La vida no es toda color de rosa, como muchos quieren creer; no podemos ser indiferentes a todo lo que nos rodea... en el mundo estamos...
HE LEIDO CON DETENIMIENTO ESTA CONMOVEDORA HISTORIA,YO ESTOY SEGURO QUE NO SOY EL UNICO DE LOS QUE HA LEIDO ESTA HISTORIA HA SENTIDO QUE EL CORAZON SE LE ARRUGA,LO QUE LAMENTO ES QUE TODOS NUESTROS PAISES HAY MUCHAS PERSONAS CON SIMILARES O PEORES SITUACIONES COMO LA DE ESTE DESDICHADO SEÑOR Y PIENSO PORQUE LA GENTE DE ESTOS TIEMPOS ES TAN INDOLENTE AL DOLOR AJENO, POR QUE ? SE HACEN LOS CIEGOS O LOS SORDOS O LOS QUE NO LES IMPORTAN LOS DEMAS, LA HUMANIDAD TIENE UN LAMENTABLE Y ALTISIMO GRADO DE INHUMANIDAD, DE INDOLENCIA DE QUE NO LE IMPORTA LOS PROBLEMAS DE LAS DEMAS PERSONAS, ESO ES MUY LAMENTABLE PUES ESTOY SEGURO QUE SI ESTUVIERAN EN UNA SITUACION SIMILAR A LA DE ESTE SEÑOR,PENSARIAN DISTITNTO, RUEGO A DIOS PARA QUE TODOS CAMBIEMOS Y TRATEMOS DE SER MAS SOLIDARIOS CON LOS MENOS AFORTUNADOS Y AFLIJIDOS DEL MUNDO, EN CUANTO A LA PERSONA QUE ESCRIBIO Y VIVIO EN CARNE PROPIA ESTE CASO LA FELICITO A ELLA Y A SU PROGENITOR PORQUE FUERON LOS UNICOS QUE SE CONMO9VIERON POR ESTE SEÑOR,UDS FUERON INSTRUMENTOS DIVINOS DE DIOS PARA AYUDAR EN ESE INSTANTE A ESE DESDICHADO SER,LOS CONGRATULO DE NUEVO Y LE PIDO A DIOS QUE LOS LLENE SIEMPRE DE MILES DE BENDICIONES.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario; quise compartir lo sucedido, para que muchos tomen conciencia de todo lo que sucede a nuestro alrededor y dejemos esa indolencia que nos está volviendo seres automáticos, que no pensamos en nada y no nos permitimos sentir, ni colocarnos en el lugar del otro.
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